A través de una entrada titulada “Cómo ayudar a nuestros hijos a sacar lo mejor de sí mismos” he llegado al blog de el Desarrollo del talento, aprender haciendo, y la verdad que todavía no he acabado de saborearlo por falta de tiempo, no por ganas.
En la entrada que os comentaba explican a través de la reflexión sobre los condicionantes sociales que limitan la conducta, que posiblemente nuestros pequeños y pequeñas puedan estar privándose de sacar lo mejor de sí mismos por la presión social en la que vivimos.
En ocasiones a mí también me da la sensación o me descubro llamando la atención en exceso a mi hija de recién cumplidos 6 años y entonces se enciende un Pepito Grillo en mi cabeza que me va diciendo una frase que me dijo una vez mi hermano…- Pero dale tregua…dale un poquito de tregua hija…Sí que es verdad que yo recuerdo en el colegio a veces no responder a las preguntas del profesor por no quedar de “empollona”, con lo cual intentaba no destacar y pasar lo más desapercibida posible.
En el artículo del País al que hace ilusión esta entrada y que os enlazo a continuación hablan de la envidia y del síndrome de Solomon. El nombre de este síndrome viene del psicólogo estadounidense Solomon Asch, que en 1951 realizó una prueba a 123 jóvenes a los que les mintió diciéndoles que era una prueba de “visión”.
En realidad era un experimento social en el que participaban algunos jóvenes que estaban compinchados. Los jóvenes a los que se les preguntaba cuál de las tres rayas verticales que se les mostraban era igual a la de al lado, respondían a veces mal sólo por dejarse llevar por los jóvenes compinchados, que contestaban erróneamente a propósito.
En el artículo hablan de una sociedad que condena a veces el desarrollo del talento y éxito ajenos por envidia, paralizando el progreso de aquellos que se diferencian de la mayoría con el consiguiente riesgo de no ser aceptado por la mayoría. Muy interesante.
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