¿Cómo cambia la forma de viajar al ser padres? (I)

Asumámoslo: ser padres te cambia la vida, en todos los sentidos. Y cuando quiero decir en todos es precisamente en todos, todos y todos, como diría aquella niña de un anuncio de la tele: “Mi papá lo arregla todo, todo y todo”. ;)

En el caso de los viajes, el cambio es radical. Tanto, que la mayoría de las veces es mejor no pararse a pensar, sino preparar las maletas y lanzarse a la aventura, sin mirar atrás para no ver ese cargamento que deberá caber sí o sí en el maletero del coche. ;) Porque si los padres nos parásemos tan solo un minuto a reflexionar, no saldríamos de casa, os lo aseguro.

Viajar siendo padres

Cambio 1: el equipaje ahora que somos padres

El Gobierno debería regalar a todas las parejas que van a convertirse en padres un monovolumen. Ala, ya lo he dicho. ;) De esta forma se fomentaría el turismo nacional. A ver si me lo copian para las próximas elecciones.

Porque si tenéis un coche con un maletero de reducidas dimensiones y estáis esperando un bebé, ya os podéis dar prisa en cambiar el vehículo. Y nada de descapotables o coches deportivos, naaa… Tanto que os reísteis del coche de Emilio Aragón en Médico de familia y ahora seréis como él… Si es que no se puede decir nunca “De este agua no beberé” ;)

Antes el equipaje básico de una pareja sin hijos se reducía a un par de maletas, una por persona, y para de contar. Ahora con niños, sobre todo pequeños, que es el caso que me pilla más de cerca, la cosa crece exponencialmente: cochecito, hamaca, cuna de viaje, maleta con su ropa, sábanas, juguetes…, y un largo etcétera. ¡Socorro!

Cambio 2: el destino y la forma de viajar

Si erais los típicos mochileros que se subían a un tren a recorrer mundo sin más pertenencias que las que cupieran en vuestro petate, id diciendo adiós. Al menos hasta que la criatura sea un poco más mayor. No digo que no se pueda, ojo, solo que me parece un tanto inviable cargar con más mochilas a la espalda que la tuya propia.

Al convertiros en padres os cambiará el chip. Quizá ahora vuestro destino soñado para las vacaciones no sea un circuito a vuestro libre albedrío por Tailandia o un interraíl por el corazón de Europa. Ahora buscaréis la comodidad, sobre todo. La del bebé en primera instancia y la vuestra justo después. Y si eso implica recorrer solo 100 km en coche que 1000 en avión, tal vez os decantéis por la primera opción. ;)

Cambio 3: los planes

Confieso que cuando llego a una ciudad en la que no he estado antes, me encanta ir a la oficina de turismo y empaparme de todo lo que hay que ver para, acto seguido, ponerme a patear como una loca por sus calles. Bueno, o me gustaba. ;)

Porque ahora vamos con una niña pequeña, que quizá no quiera caminar más en un momento dado, sino que prefiera jugar un rato en el parque que acaba de ver. Y claro, la cosa cambia: hay un nuevo ser que manifiesta sus voluntades y su deseos y que también forma parte del viaje… ;)

Hasta aquí los cambios de hoy. Continuará…

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