Si tu hijo se queja cuando tiene que hacer las tareas del hogar es porque no tiene una buena actitud hacia ellas. Esto es posible porque quizá desde pequeño le has dado todo hecho y no le has dado responsabilidades en cuanto a las tareas del hogar. O quizá sí y sólo está en una época donde la ley del mínimo esfuerzo es la única que quiere obedecer. Sea como sea, esto tiene que cambiar.
También es posible que tu hijo sienta que él no tiene por qué hacer las tareas del hogar, porque cree firmemente (y de forma errónea) que a él no le corresponde hacerlas. Para poder cambiar la actitud de tu hijo adolescente hacia las tareas del hogar, debes saber que tendrás que tener tiempo, pero sobre todo paciencia, pero lo mejor, ¡es que puedes conseguirlo!
Di lo que esperas de él
Tienes que tener mensajes claros y contundentes para que tu hijo sepa qué quieres de él, qué es lo que esperas que haga y en qué momento. Si le das mensajes contradictorios a tu hijo adolescente sólo conseguirás desorientarle y crearle confusión y frustración. Debes dejarle claro lo que debe hacer y cuáles son tus expectativas, ya que sabes que puede hacer un buen trabajo.
Cuidado con lo que dices
¡Y también con lo que haces! Tu hijo puede ser el reflejo de tu actitud en cuanto a tu relación con las tareas domésticas. Tendrás que modelar tu actitud y tener un comportamiento adecuado en cuanto a la limpieza del hogar y al mantenimiento de tu espacio de vida para que como padre o madre, puedas esperar lo mismo de tus hijos adolescentes.
Enséñale a hacer las cosas
Muchos adolescentes se escudan en la excusa de “es que no sé hacerlo” para no hacer las cosas. Pero esto sólo son excusas para eludir sus responsabilidades por lo que con paciencia y mucho cariño tendrás que enseñarle las cosas que no sepa hacer para que esas excusas no le vuelvan a servir en otro momento. Pero en el momento de enseñarle las cosas, no te pongas nervioso/a y guíale en el aprendizaje para dejarle poco a poco más autonomía.
Establece un sistema de recompensas y consecuencias
Recuerda que las recompensas no tienen que ser cosas fuera de lo normal, ni tampoco tiene que ser dinero, ¡no tienes que pagar a tus hijos por hacer sus tareas domésticas! Puedes darles algún privilegio por hacer las cosas bien como salir con los amigos el fin de semana una hora más o salir antes si ha acabado de limpiar su dormitorio antes de tiempo.
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