Curiosamente la silla de paseo es uno de los artículos con los que más vas a moverte y en ocasiones se pone menos cuidado del que se debiera poner. Si quieres que tu silla esté en perfectas condiciones, desde que la compras hasta que ya no la necesites más, sigue estos sencillos consejos y verás cómo las va tener como nueva durante mucho tiempo.
Abrir y cerrar la silla del bebé
Leer las instrucciones que vienen con la silla es lo más aconsejado. Incluso aunque sea la silla de tu segundo hijo, cada una tiene un sistema de apertura y cierre diferentes. Esta es una de las causas por las que las sillas tienen que ir al departamento de postventa para su reparación.
Cuando tu peque esté instalado en la silla, comprueba que los tensores, generalmente en la parte de atrás, estén bien estirados. Esto va a facilitar aparte de que no llegue a estropearse la silla, el mantener la espalda del niño en perfectas condiciones, evitando que el culete del niño o la niña esté hundido en el asiento.
Durante el verano los parques se llenan de sillas de bebé. La arenita junto con las altas temperaturas, hacen que la silla pierda el engrase que lleve los rodamientos. Para esto lo mejor es mantener las ruedas siempre limpias. Cuando veas que hace un ruido y/o veas que las ruedas delanteras dejen de girar, tan sencillo como añadir un aceite denso al eje de las ruedas después de la limpieza de la silla, deja que penetre bien y verás como desaparece.
Y por último, recuerda que la silla de paseo está diseñada para soportar el peso de un bebé o de un niño hasta los 15 ó 25 kilos, depende del modelo. Evita poner peso en el manillar. Si tienes que llevar bolsas con carga, utiliza el cesto que está en la parte inferior de la sillita dejando el manillar para el bolso del bebé.
