Cuando bañamos al peque ¿Por qué se come el jabón?

Mañana cumple nuestro hijo trece meses y desde hace algo menos de un mes venimos observando un comportamiento entre extraño y divertido cuando bañamos al niño.

Cuando bañamos al peque, apenas pasa su madre con la esponja llena de jabón cerca de su boca para que, con un certero movimiento de depredador, se lance sobre ella llenándose la boca con abundante jabón, en una imagen que más podría esperarse de una película de gente infectada por la rabia.

cuando bañamos al peque

Yo esperaba, cuando le vi hacerlo por primera vez, que pusiera la misma cara rara que puso cuando le dimos un gajo de naranja o le dejamos chupar un trozo de limón. Esa cara arrugada hasta el extremo, por efecto del ácido. Es verdad que tras el primer momento de disgusto, por el choque de un sabor tan impactante, parecía que le gustaba, se relamía e quería más.

En el caso del jabón, cuando bañamos al niño no pone ni cara rara. ¡Y me alucina porque el sabor del jabón no es agradable, precisamente! Huele bien, pero saber…

Pues él se lo come con un gusto que pareciera que se está comiendo el mejor manjar que le pudiera haber caído.

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Aunque el comportamiento de nuestro hijo no es algo obsesivo (le da sus mordiscos a la esponja con jabón pero tampoco la busca desesperadamente) sí me llamó la atención, cuando me puse a buscar información para tratar de saber por qué lo hacía, que exista una enfermedad que se llama la “Pica” que consiste en querer comer cosas que no son comestibles entre las que se pueden encontrar tierra, tiza, yeso, jabón…

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Nadie sabe en realidad por qué se produce esta necesidad en el cuerpo de los que los padecen. Algunos creen que tiene que ver con algún desajuste psicológico. Otros opinan que se debe a la falta de ciertos minerales ya que al introducir estos minerales en la dieta del individuo, la afección parecía remitir. Sin embargo, no existen estudios definitivos que avalen ninguna teoría.

Yo creo que en el caso de los niños la explicación es mucho más simple. Todo se lo llevan a la boca así que el hecho de que se lleven una esponja (aunque esté llena de jabón) no es anormal. Todo lo quieren probar porque su boca, como las antenas de algunos insectos, es su puerta al mundo. A través de ella consiguen conocer sabores, texturas, formas… Y no deja de ser curioso encontrarse con un estado “inédito” de la materia que le rodea: están acostumbrados a sólidos, líquidos pero algo que se parece más al aire pero que se puede tocar, palpar, probar ¡es una bendición para un explorador como cualquier bebé!
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Acerca de Javier

Un Padre con la L
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