Esta vez le toca el turno al glifosato. Los que me conocéis o me leéis de vez en cuando, sabéis que algunas de mis preocupaciones son los químicos que tenemos a nuestro alrededor, responsables muchas veces de enfermedades y de alejarnos cada vez más de la naturaleza y los remedios caseros.
Con este nombre tan peculiar se conoce un herbicida que se utiliza para eliminar hierbas o arbustos. El principal y alarmante problema del uso de este herbicida es que no sólo se utiliza en agricultura o jardinería, sino también para el mantenimiento de los espacios públicos.
El glifosato altera el sistema hormonal de nuestros niños y niñas, que cada vez tienen antes la menstruación o les aparece el característico vello de la adolescencia.
Es decir, que tú te gastas tu dinero comprando comida ecológica para que esté libre de pesticidas y herbicidas e intentas sacar tiempo para llevar a tus niños y niñas a parques porque es el único espacio dentro de la ciudad que te permite enseñarles lo que es un árbol, y resulta que les estás acercando a un espacio que ha sido rociado, de forma no selectiva, con un herbicida.
El glifosato más usado es el de la empresa Monsanto, de marca RoundUp. Para los que no sepáis quien es Monsanto sólo tenéis que poner el nombre en Google para comprobar que, siendo una empresa de semillas transgénicas, el 90% de los cultivos modificados genéticamente en el mundo son de ellos.
En la lucha contra el uso de Glifosato en los espacios públicos se encuentran Ecologistas en Acción. Una forma de denunciar para que no se utilice este herbicida alterador de las hormonas de nuestros niños y niñas es dirigir un escrito de “modificación de prácticas en espacios públicos” para que prohíban el uso de glifosato en el pliego de condiciones de trabajo en los parques y jardines de tu municipio.
Por ejemplo en Barcelona, podéis enviar la queja a través de la Web
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