Hoy os quiero hablar de la tradición de los huevos de Pascua, ésta que tanto les gusta a los niños y niñas y tan buenos recuerdos me trae de mi infancia.
Resulta que ahora me entero, que los huevos de Pascua los pone el conejo de Pascua. Ay madre mía! Tanto estudiar no me dejaba tiempo para vivir la vida real…jajaja
Yo lo único que recuerdo es el pastel típico de la mona (que eso otra, habrá que averiguar porqué le llaman mona para cuando lo pregunten los peques…).
Mi madre hacía ella misma la mona con un bizcocho casero cubierto de chocolate al que le añadía por encima Lacasitos y algunos huevos kinder (uno para cada uno). Resultaba una mona de Pascua resultona y divertida porque además…¡ Dentro del huevo de pascua teníamos surprise!
Así que teníamos un bizcocho sin colorantes ni conservantes y la dosis justa de chocolate, para que no nos empacháramos.
Pero ahora me entero que la tradición tiene su origen en el cristianismo y que antiguamente los huevos de Pascua eran de gallina y de pato. Fue en Alemania, Italia y Francia a principios del S.IXX cuando aparecieron los primeros huevos de chocolate.
Y en cuanto al conejo, resulta que proviene de las celebraciones anglo-sajonas pre-cristianas siendo este animal considerado como uno de los más fértiles (y si no que se lo digan a la mujer del pueblo, a la que apodan “La coneja” por la cantidad de hijos que tiene…).
El conejo es introducido por los alemanes en EEUU en el S. XVIII asemejándose a Papá Nöel porque los pequeños recibían huevos de colores del conejo si se portaban bien. El conejo conocido como “Oschter Haws” pone los huevos en los nidos que fabrican los niños y niñas en las casas o jardines.
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