Con los niños, tenemos que tener especialmente cuidado con el cierre de las puertas, eso ya lo sabemos todos los padres. Pero a veces nos despistamos por las prisas, como fue mi caso hace un par de semanas.
Fue a la salida de una papelería, donde estaba comprando material para hacer manualidades con mi hija mayor, y tuvimos un percance que nos dio un buen quebradero de cabeza el fin de semana.
Salía con mis dos hijas y el carrito con la peque, me despisté un segundo y medio.. y ella metio la mano en la puerta de hierro. Yo, que iba delante, la cerré, aplastándola la mano.
¡Que sustos dan los niños a veces, madre mía!
La pobre lloró y gritó un montón y al ver que, después de más de media hora, el dolor seguía y no podía mover la mano, decidimos llevarla al hospital de urgencia para un chequeo mas profundo.
En traumatología le hiceron radiografias y vieron que aunque no tenía rotura ( ¡¡menos mal!! ), tenía una artritis post-traumática, o en lenguaje cristiano, una distension de la articulación del dedo por la fuerza y el estiramiento de la puerta. Nos dijeron que habíamos tenido una gran suerte, porque la puerta pesaba mas de 100 kg y era de hierro, y lo normal es que las lesiones sean más profundas. La niña ha estado escayolada para inmovilizar el dedo unos diez dias y después le han retirado la escayola. Afortunadamente no le han quedado secuelas y puede mover los dedos y hacer “ la pinza” con ellos perfectamente.
Un consejo que os puedo dar, para que no os pase lo que a mi, es siempre ir detrás de ellos y así sabréis lo que están haciendo con mas antelación. Si vais delante, como fue mi caso, no veréis si meten el brazo o la mano en un sitio peligroso.
Por supuesto en casa, utilidad los seguros anti-cierre de puertas, y barreras de seguridad que podréis encontrar en tiendas especializadas en el mundo de los bebés.
Y es que, con los niños hay que andarse con cien ojos, y aun así a veces las cosas ocurren, es inevitable.
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