El método demostrativo
El ejemplo de los padres es seguramente el mayor incentivo educativo para los hijos.
El modelo de referencia para nuestros hijos e hijas somos en primer lugar los padres y en muchas ocasiones nos lo demostrarán a través de la imitación. No lo olvidemos.
Llegamos al dentista y mi princesa y yo nos dirigimos a la mesa de pintar donde ya hay una pequeña que ocupa casi todo el espacio.
Mi hija se sienta y yo pongo los cuentos en una pila para dejarle sitio y que ella también pueda pintar.
En ese instante interviene altivo el padre de la otra pequeña ofendido porque sin darme cuenta he tapado el dibujo de referencia de colores que estaba mirando su hija. (En mi interior aparece una Carmen gritona que intento apartar rápidamente de mi mente). Así que, cojo los cuentos y los pongo en el sofá de al lado añadiendo un “perdona” y un “solucionado” (éste último con un pelín de retintín).
Señor padre, la mesa es para que la compartan las dos niñas ya que ambas son clientes de la Clínica y por ende tienen el mismo derecho. (Esto lo recita a regañadientes la Carmen gritona en voz bajita).
A continuación entra una señora a la que conoce el susodicho padre y éste empieza a ridiculizar a su hija explicando cuando la niña se rompió la paleta y cargándola con la responsabilidad de que ahora se la iban a tener que reconstruir, como si la niña deseara haberse roto el diente.
Señor padre, si usted fuera de otra manera o fuera algún familiar mío le diría, que ridiculizar a su hija delante de terceras personas sólo va en perjuicio de la autoestima de su niña.
Recordad padres del mundo que no es lo mismo autoridad que autoritarismo y que no hace falta incluir el ridículo en nuestras “charlas” educativas en las cuales sí podemos añadir un poco de intimidad y empatía que seguro darán mejor resultado.
