A pesar de que vivimos en una sociedad en la que las opciones de ocio son tantas y los pequeños tienen a su alrededor muchísimas posibilidades de pasarlo bien, incluso sin salir de casa, con frecuencia hay niños que siempre se quejan de que están aburridos. Hace poco, estando con los hijos de una amiga y, a pesar de que parecía que lo estábamos pasando bien, de repente empezaron a decir que estaban aburridos. Lo cierto es que me sorprendí muchísimo y no pude disimularlo. Comencé a preguntarles pero no supieron justificarme el por qué ya habían perdido el interés por lo que estábamos haciendo.
Y es que, lo cierto es que, en una sociedad de consumo excesivo, donde los niños aún no han llegado a pedir algo y ya tienen ese juguete en varios modelos, no es de extrañar, en parte, que finalmente acaben sin saber qué hacer. Resulta contradictorio, lo sé, pero en la vida cotidiana esto sucede con más frecuencia de lo que pensamos. Y es que, en la mayoría de las ocasiones, en la sociedad actual, cuando no se consigue algo que se desea, parece que la necesidad es mayor, mientras que, cuando hay de sobra, como suele decirse, de repente parece que se pierde el interés por eso. Sin duda, es algo que todos vemos a nuestro alrededor y que nos ha pasado en alguna ocasión.
Aun así, volviendo al tema, ¿qué hacer con los niños que continuamente están aburridos?
En primer lugar, creo que los padres no tienen que estar a cada instante ofreciendo alternativas, nuevos planes, nuevos juguetes…al pequeño, ya que, esto no solucionará el problema.
De hecho, algunos especialistas, como la psicóloga y psicoterapeuta Etty Buzyn defiende que lo mejor es que cuando se sientan aburridos, dejemos que aprendan de esos momentos de no hacer nada, ya que son realmente positivos para ellos.
Además, es importante que, papás y mamás, les motivéis a que dejen volar su imaginación en estas situaciones, para que se les ocurra qué hacer, para que inventen nuevas ideas… ellos deben, en su proceso de maduración, aprender a buscar recursos, a poner en marcha su cerebrito para conseguir divertirse sin la ayuda o el plan que otra persona le ofrece.
Por otro lado, también es importante que valoren los momentos, por ejemplo una conversación con sus padres, y no que sólo les entretenga una lista infinita de planes divertidos, ya que eso no es real y además, acabarán cansados de todo. Es importante que aprendan a ser conscientes de la importancia de cada detalle, de cada instante… que valoren todo lo que les rodea, así como el tiempo y el ocio, por supuesto.
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