Hace años, cuando mi hijo sólo era una idea en mi cabeza, me hacía mucha gracia un comentario que solía hacer un compañero de trabajo cuando el resto de colegas hablábamos de los últimos estrenos de cartelera. Siempre decía que la última película de mayores que había visto era “Ben-Hur” y, aportillaba, justo cuando el cine empezó a ser en color.
Quería decir con el chascarrillo que la existencia de sus dos hijos le impedía a él y a su
mujer hacer la vida que probablemente llevaban antes, cuando ir al cine a ver películas de estreno y de “mayores” era algo habitual.
Sin embargo, como también decía él (y muchos otros padres después que él), se conocía todas y cada una de las pelis de Disney porque bien las ponían en casa para entretenimiento de sus hijos o, incluso, asistían al cine para verlas recién estrenadas.
Cuando estos días me he despertado y, sorprendido, me he descubierto tarareando alguna de las canciones del “Cantajuegos” que le ponemos a nuestro hijo de casi nueve meses (y con el que se queda embobado, todo hay que decirlo), me he acordado de esos comentarios de padres que a mí me habían sonado siempre entre exageración y fantasía y me he dado cuenta que nuestra vida ya no es lo que era… ni volverá a ser.
En realidad, me siento como si, de repente, hubiésemos entrado en la película de “¿Quién engañó a Roger Rabbit?”, en la que personajes reales se mezclan con dibujos animados.
No le falta razón a la imagen, no, señor.
Basta con vernos poniéndole voces a muñecos que se dirigen a nuestro hijo para entretenerle, arrastrándonos por los suelos para enseñarle a poner las piernas para gatear bien o bailando y gesticulando con la canciones de la tele que tanto le gustan y le divierten.
También recuerdo cuando anuncié a un amigo de muchos, muchos años que iba a ser padre y me dijo una frase que también está grabada a fuego en mi memoria de padre recién estrenado. Después de felicitarme por la noticia, él, que ya tiene dos hijos bastante criaditos, sentenció: “A partir de ahora quedaremos donde quedan los padres, en el parque de bolas”.
El mundo de los adultos se desvanece. ¡¡¡Bienvenidos a un nuevo mundo de fantasía!!!