Vuestro hijo se pega en el colegio o guardería

El hecho de que vuestro hijo o hija (aunque es más improbable que pase en las niñas, la verdad, la naturaleza más hosca de los niños les invita a hacerlo con más facilidad) se pegue en el colegio o guardería con el resto de niños tendrá una importancia relativa, hay que empezar por ahí.

que hacer si vuestro hijo se pelea

Os lo digo porque nuestro hijo, con sus dieciséis meses y empezando su segundo año en la guardería tiene la costumbre, según nos dice la profesora, de lanzar la mano a la menor ocasión, incluso intentar echar algún que otro bocado.

vuestro hijo se pelea en la guarde

Sin embargo, ella que ya lo ha consultado con la psicóloga del centro por si había algún problema que comentarnos, primero, y tratar, después, se ha quedado tranquila (y nosotros también, como es lógico) cuando la experta le ha dicho que, con esta edad (es importante el matiz) es normal que hagan estas cosas. Es una forma que tienen ellos de “conocer” a otros niños y, a través de sus reacciones, aprender qué consecuencias tienen sus actos.

Es verdad que ahora no asimilan totalmente conceptos como “bien” y “mal” y aunque se les debe decir que no se pega, es más que probable que lo vuelvan a hacer ya que no ven la maldad en el acto y sí el beneficio del aprendizaje y de, a su modo, la comunicación con otros.

Sin embargo, he dicho al principio que es muy relativo porque si estos comportamientos se dan entre los dos y los cuatro años, período en que los niños ya empiezan a saber razonar, entienden perfectamente las “charlas” de los padres (incluso con términos “conceptuales” como “bien” y “mal”) pero tienden a rebelarse contra las normas (y quienes se las quieren imponer) y es difícil, por ese motivo, que hagan caso. Al menos a la primera.

vuestro hijo se pelea en el cole

En estos casos, son fundamentales la unidad de criterios entre los padres y la perseverancia. Y, por supuesto, ser coherentes, que siempre sea bueno y malo lo mismo, no unas veces sí y otra no. Esto sólo empezará confundiéndoles para acabar “ayudándoles” a que se salgan con la suya en el futuro siempre.

La constancia en los mensajes, al final, dará sus frutos y vuestro hijo acabará entendiendo que no se puede pegar a todo el mundo.

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Acerca de Javier

Un Padre con la L
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