Mocos y más mocos. ¿Cómo actúan los mocos en los niños?
No todo es negativo en cuanto a los mocos se refiere. Como todas las respuestas de
nuestro organismo, el de los mocos, es otra señal que nos envía para decirnos algo. La naturaleza es sabia y si los mocos existen, será por algún motivo.
Los niños suelen tener las defensas más bajas y los mocos contienen anticuerpos y tienen una función protectora. Por eso los niños suelen ser “unos mocosos”.
La finalidad de los mocos es ayudar a la mucosa nasal para que ésta pueda calentar, filtrar y humidificar el aire que pasa a través suyo hacia los pulmones y garganta.
Con la intención de cumplir su función limpiadora y lubricante, el cuerpo humano produce alrededor de un litro diario de moco, ahí es nada.
Cuando tenemos mocos es porque éstos quieren protegernos de partículas enemigas atrapándolas e impidiendo que lleguen al aparato respiratorio.
Además con su color, los mocos nos están ofreciendo información como si de un lenguaje propio se tratara. Si son verdes quiere decir que el niño o niña no se está hidratando adecuadamente mientras que si es espeso y amarillento está indicando algún problema de salud.
Existen remedios naturales para aumentar las defensas como el propóleo o própolis (se trata de una sustancia que las abejas producen a partir de las yemas de árboles y algunos otros vegetales con el objetivo de cubrir el interior de la colmena para aislarla y protegerla de infecciones), la equinácea, la infusión de tomillo o romero, la homeopatía o incluso los oligoelementos como el Cobre.
Además en invierno es fundamental que el niño o niña esté bien abrigado en la zona del cuello, cabeza y pies. No olvidéis usar el gorrito y la bufanda o buff como prendas imprescindibles que deben acompañar siempre al abrigo cuando vayamos a salir a la calle.
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